Una
de las obras más conocidas del mundo medieval y que todos los estudiantes
franceses aprenden en la escuela no es una pintura, una escultura, una pieza
musical o una iglesia: es un tapiz, el Tapiz de Bayeux (o Tapiz de la reina
Matilde).
Se
trata de un tapiz bordado del siglo XI, mide casi 70 metros de largo
y narra, mediante una serie de imágenes con inscripciones en latín, la
conquista normanda de Inglaterra por parte del rey francés Guillermo el
Conquistador (conocido también como Guillermo I de Inglaterra o Guillermo el
Bastardo), descendiente de vikingos, cuyo punto culminante fue la Batalla de
Hastings.
Cuenta
la tradición que la pieza fue creada por la esposa de Guillermo, la reina
Matilda, junto a sus sirvientas, aunque la hipótesis más aceptada es que fue un
encargo del arzobispo de Bayeux, Odón, y hermanastro de Guillermo a artesanos
ingleses. Fueran quiénes fueran los autores, sus prodigiosas manos
utilizaron hilo de lana en cuatro colores primarios (amarillo, rojo,
verde y azul) y ocho tonalidades más (rojo ladrillo, amarillo fuerte,
amarillo tostado, verde claro, verde oscuro y tres tonos de azul), mezclado
todo ello con hilo de lino para dar relieve a ciertas figuras como flechas y
lanzas. El resultado, visto hoy en día, sigue siendo prodigioso.
¿Pero
qué narran esos 70 metros de tela?
El
rey Eduardo el Confesor de Inglaterra murió sin hijos en enero de 1066. Su
cuñado, Harold, conde de Essex, fue coronado rey, aunque coincidió con el paso
del cometa Halley, cosa que el pueblo inglés se tomó como señal de mal augurio.
Al
otro lado del canal, Guillermo, primo del fallecido rey Eduardo, reclamó su
derecho al trono sajón, aludiendo a una promesa hecha por Eduardo y el propio
Harold años antes.
Al
saber Guillermo de la coronación de Harold, construyó a toda prisa una flota de
barcos sin quilla de inspiración vikinga, que permitían el transporte de
caballos. Partió de Francia el 27 y el 28 de septiembre de ese mismo año, cruzó
el Canal y desembarcó a unos diez kilómetros de la actual Hastings, donde
tuvo la batalla cuyo 950 aniversario se celebra el próximo 14 de octubre de
2016.
Guillermo
fue entonces coronado rey en Londres el
día de Navidad de
1066, inaugurando así la dinastía normanda hasta la llegada de los
Plantegenet en 1154.
Estos
son los hechos, así que volvamos al tapiz, que constituye un excepcional
documento, tanto por sus medidas, por la cantidad de información histórica que
contiene (incluso detalles previos a la invasión de Inglaterra), por su
carácter religioso y profano a la vez y por ser una buena fuente de propaganda
del bando de los vencidos.
En
el tapiz aparecen bordadas más de 600 personas, 190 caballos y mulas, 35
perros, 500 animales de diverso tipo y más de cien árboles, edificios y barcos
y la historia acaba con la muerte del perjuro Harold por una flecha en el
ojo, lo que justifica la conquista. Tantos detalles nos dan buena idea del
estilo de vida, las costumbres, la navegación, la agricultura y el ejército
tanto de los normandos como de los anglosajones. Es como un cómic de la época,
es decir, une bande-dessinée (una tira de cómica)*
El eco de su hazaña aún pervive y como
señala el periodista Rafael Poch en La Vanguardia (2 de julio
de 2016), “En el cementerio militar británico de Bayeux (…) se lee la siguiente
inscripción en latín: «Nos a Gulielmo victi victoris patriam liberaimus (Nosotros,
vencidos por Guillermo, liberamos la patria del vencedor») Que tal recuerdo del
primer rey normando de Inglaterra presida las tumbas del mayor cementerio
militar británico en suelo francés dice mucho sobre el milenario eco de la
empresa de Guillermo, cuyo único precedente fue la
conquista romana de Inglaterra”. Es decir, que los ingleses que fueron
conquistados por romanos y normandos, en pleno s.XX, tuvieron que cruzar el
Canal para ayudar a sus aliados franceses en la 1ª y 2ª Guerras Mundiales. Un
viaje a la inversa.